EL PRECIO DE LA CODICIA

agosto 03, 2017


TEMÁTICAS: ECONOMÍA y ética - SECTOR FINANCIERO - CRISIS ECONÓMICAS - RIESGO MORAL.

La presente reseña contó con el aporte de Juan Alejandro Barreto - Decano del Programa de Economía de la Universidad Piloto de Colombia. juan-barreto@unipiloto.edu.co

Esta película estadounidense de 2011, cuyo nombre original es Margin Call, trata de una interesante trama acontecida antes de los sucesos de la crisis financiera del fin de la primera década del siglo XXI en Wall Street. El analista Peter Sullivan, empleado de una importante entidad financiera, descubre que su firma se encuentra al borde de una inminente crisis que no solo la afecta a sí misma, sino que impacta al sector financiero, a sus empleados, a sus clientes y, posteriormente, al nivel de confianza del público en el sistema financiero internacional.

El director Jeffrey McDonald Chandor nos muestra una historia que infortunadamente no es ficticia. A través de un directivo de la firma se enuncia una filosofía que profesa que solo es posible ser exitoso a través de tres caminos: 1. Siendo el primero; 2. El más inteligente o; 3. Recurriendo a maniobras engañosas. La primera ruta de logro sin duda privilegia el camino de la competencia por encima del ofrecido por la cooperación y la solidaridad y, define al entorno competitivo imperante como sinónimo de eficiente, útil y deseable. Este camino ha probado en numerosos escenarios económicos y no económicos poseer defectos y requerir de un conjunto de supuestos y/o escenarios que si bien tienen sustento en lo teórico, difícilmente son aplicables en la cotidianidad. La teoría de juegos se convierte en un legítimo y muy completo campo de cuestionamiento a la toma de decisiones exclusivamente competitivas arrojando resultados más que interesantes a la hora de debatir sobre la conveniencia del entorno competitivo, poniendo en duda las enseñanzas del modelo de competencia perfecta, parte central de la microeconomía tradicional.

La segunda consideración puede leerse como un punto de reconocimiento al mérito si se entiende a la inteligencia como una cualidad que bien aplicada puede mejorar el bienestar propio y colectivo.

La tercera vía permite deducir un código de conducta perjudicial para el bienestar colectivo, ello la hace útil para analizar los hechos que nos interesan en el presente escrito. En efecto, recurrir a la mentira, a la entrega parcial de información y a maniobras poco éticas son temas que en la película se materializan con la colocación y estandarización de activos de riesgo en el mercado financiero, sin dimensionar los costos y efectos que conllevan para quienes confían su dinero a organizaciones en pro de obtener seguridad y rentabilidad en sus inversiones. Esto sucede hasta que se presenta un momento en el que los niveles de riesgo no se pueden mantener y las cifras no se pueden ocultar, estallando la crisis más importante que ha sufrido el mercado especulativo en los últimos años.

La película toca temáticas económicas y éticas, lo cual puede entenderse para varios como algo redundante –por fortuna- pero que en gran parte de la historia, fueron asumidas como independientes. Para efectos de la presente reseña, separando estos ámbitos, puede afirmarse dese el campo económico-financiero, que el origen de la crisis se encuentra en el exceso de colocación de paquetes de inversión con alto riesgo ejecutado por varias entidades financieras, bajo esta estrategia de ubicación de activos basura, las instituciones financieras lograron consolidar ingentes ganancias, sin atender a las consecuencias primero latentes y luego reales provenientes de su ejercicio de toma de decisiones.

Desde la perspectiva de los valores, es decir, de la ética, se puede afirmar que el análisis económico rara vez cuestiona los códigos e interrelaciones sucedidas al interior de la teoría ortodoxa. En otras palabras, usualmente se valora la eficiencia por encima de los criterios de justicia e igualdad. Y en esta búsqueda de eficiencia –privada para el caso del film- encontramos a los protagonistas, debatiendo sobre acciones que no tenían sustento ético, aunque pudieran aprovechar vacíos en lo jurídico.

Keynes (1936) argumentaba que es en el mundo de las ideas y las costumbres y no en el de las clases sociales, los grupos políticos, los gobiernos y las leyes, donde surgen efectos de bondad o maldad para el mundo. Se refería sin duda a la esfera de los valores.

Pero el sistema de valores que impera en el mundo de la globalización ha quedado condicionado a desarrollar el paradigma de la competencia como exclusivo valor de la teoría económica defendida por la corriente neoclásica que predomina en la enseñanza de economía. Es así como es posible entender que los intereses de grupos particulares y de aquellos que no encuentran limitaciones legales, se hacen hegemónicos en la carrera por la acumulación de capital, estatus y riqueza material.

La competencia como motor del sistema económico que reconoce a las organizaciones como cuerpos sin más interés que el de maximizar sus beneficios, se convierte entonces en un paradigma de amplia aceptación y de problemática ejecución. Esto sucede cuando numerosos “agentes económicos” entienden que la búsqueda de ganancias máximas y el mínimo de los costos posibles deben lograrse a costa de cualquier medio.

Esta visión maquiavélica trae problemas a la sociedad de la globalización, puesto que es pertinente recordar la existencia de una relación directa entre ética, crecimiento y prosperidad material. Aristóteles, por ejemplo, concebía lo económico, no como un fin en sí mismo, sino como un medio para la búsqueda de un bien individual compatible con el bien colectivo. Razonando de manera contraria a la idea aristotélica, se puede pensar en las pocas posibilidades de futuro de un sistema en el que fuera posible incumplir recurrentemente los contratos, lo cual menoscabaría la confianza del público en sus contrapartes, en los intermediarios y garantes de los compromisos.

La ética implica un comportamiento que alienta el respeto propio, más que el miedo al castigo o la represión, para cumplir los pactos propuestos. Dicho respeto, favorece posteriormente el respeto por el otro y por las normas, generando esto un círculo virtuoso. Este se quiebra frontalmente en el film debido a los actos de los directivos y empleados de la firma, lo cual conduce a despidos masivos, así como a condiciones de incertidumbre y mal clima laboral para aquellos que sostienen su empleo, afectando todo esto en suma al conjunto de clientes que sienten decepción y desconfianza en el sistema financiero.

Por tanto, se puede estar de acuerdo con Sen (2000) cuando afirma que “todo sistema económico exige una conducta ética y el capitalismo no es una excepción”. Pero la inexistencia de valores éticos en individuos como el presidente de la firma –quien como la mayoría de sus trabajadores, no entiende los aspectos técnicos de lo acontecido, particularidad de una sociedad que se mueve a través de papeles financieros que no comprenden ni sus propios promotores-, hace peligrar la continuidad del sistema, y cuestionar su permanencia como hegemónico, al permitir incentivos perversos que enriquecen a quien evita la ética al tiempo que se aprovecha de vacíos jurídicos.

La película muestra al espectador una serie de eventos que le permiten un permanente cuestionamiento sobre lo que es ético comparativamente con lo que no lo es. La traducción no fidedigna del título al español, “El Precio de la Codicia”, acierta al reconocer individuos, firmas y gobiernos que omiten la óptica de lo correcto con tal de alcanzar lucro, posicionamiento, prestigio y reputación, entre otros fines, generando un enorme efecto de las acciones y decisiones de los miembros que toman decisiones en dichos escenarios, en este caso particular en el sector financiero, sin considerar a sus clientes.

¿Cómo armonizar el interés individual con el colectivo?, ¿es acaso posible una definición del bien común? Estos interrogantes que han sido parte del cuerpo central de las diferentes escuelas del pensamiento económico, aún no encuentran eco en la práctica. Si bien el escenario acontecido en la crisis financiera es negativo, vale la pena asumir que situaciones críticas como la que caracteriza la trama, pueden desencadenar oportunidades de mejora no solo de las personas, sino también de las empresas y los mercados, sobre la base que se debe estar a la zaga de los mensajes que permiten identificarlas y atenuar sus consecuencias.

Por tanto, no sobra recordar las palabras que se atribuyen a Einstein: “Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos nuestro talento y habilidades para encontrar soluciones. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.

Sin duda queda un largo camino para pasar de la retórica a la práctica. En la academia, por fortuna, es posible encontrar espacios de construcción de mejores caminos.

Para ver el trailer de esta película, visita el siguiente link:

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Sen, A., 2000. Desarrollo y libertad, Planeta, Barcelona.


Keynes, J. M. 1981. Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, 2ª edición corregida, 12ª reimpresión, México, F.C.E.

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