EL CONCURSANTE

agosto 03, 2017


TEMÁTICAS: PENSAMIENTO ECONÓMICO -  microeconomía - economía de la felicidad SECTOR FINANCIERO - FINANZAS PERSONALES.

El Concursante (2007) presenta un protagonista que cumple uno de los sueños más codiciados por gran parte de la población, ganar el concurso más oneroso del momento con premios en especie (yates, aviones, mansiones, etc). Sin embargo, Martín Circo no es consciente del impacto que puede tener ese premio en su vida financiera, laboral y personal.


La película muestra diferentes campos en los que es posible realizar un análisis de los conceptos y las teorías que se enseñan y defienden desde la economía. Los enfoques pueden ir desde ramas como la historia del pensamiento económico hasta críticas al sector financiero. También es posible realizar observaciones acerca de la brecha entre conocer la teoría (el protagonista es docente de economía) y vivir la realidad, así como en el campo de las relaciones entre la economía con la felicidad, la publicidad o la psicología.

Un tema interesante a considerar es el del origen de la riqueza. La historia del pensamiento económico ha debatido extensamente sobre el tema, pero el azar no está en las consideraciones teóricas. Los Mercantilistas, por ejemplo, ligaban el concepto a la acumulación de metales preciosos, práctica conocida con el nombre de “Bullonismo”. La acumulación permitiría ejercer poder para buscar más riqueza y con esta mayor poder. En principio el razonamiento luce lógico, pero su entendimiento del comercio internacional como un juego de suma cero y la falta del mismo sobre efectos diversos provocados por una mayor cantidad de masa monetaria circulante, especialmente, los inflacionarios, afectarían a la larga el nivel de bienestar y la estabilidad del sistema.

Los Fisiócratas, por otra parte, fueron los primeros en colocar la fuente de la riqueza en la esfera productiva al elevar a la agricultura como la única fuente de excedente a la que llamaron “Producto Neto”. Posteriormente, desde 1776 con la Riqueza de las Naciones, la famosa obra de de Adam Smith, pasando por reflexiones del tamaño de las de Karl Marx, J.M Keynes y grandes pensadores de la historia, no ha existido concepción en las diferentes escuelas del pensamiento económico que no identifique al trabajo como fuente de la riqueza. Olvidar este punto será costoso para el protagonista.

Desde la perspectiva de la escuela neoclásica que hoy domina los campos de la enseñanza de la teoría micro y macroeconómica se espera mucho de la relación ingreso-felicidad, de allí que el tema sea el centro de numerosos estudios. La micro estudia la felicidad en función del concepto de utilidad, mientras que la macro lo hace en función de la renta agregada. Ambas suponen que individuos o naciones con mayores rentas son más felices, pero los avances del campo del bienestar subjetivo declarado y de disciplinas como la sociología y la psicología con pruebas desde la neurología y la fisiología cerebral moderna, demuestran que es incorrecto asumir el nivel de bienestar de las personas de acuerdo a su ingreso Layard [2005]

Desde la microeconomía, el estudio del comportamiento humano tiene como preferencia rectora del consumidor la idea de "cuanto más es mejor que menos" Pindyck [2009], de allí que se defienda el postulado de que siempre será posible encontrar un mejor conjunto de satisfactores, lo cual amplifica las tendencias consumistas y al tiempo favorece la "Carrera de ratas". 
Se asocia una mayor utilidad -entendida como satisfacción- a la posesión de dinero -una mayor restricción presupuestaria- y de bienes adicionales. Sin embargo, una mirada profunda permite preguntar: ¿De qué sirve tener estos lujosos bienes al protagonista si no le es posible utilizarlos? La verdadera utilidad se encuentra en el uso que se le da al dinero y a los bienes que se tienen (independientemente de su cantidad) y de las experiencias obtenidas a partir de ello. De otra manera, lo que se tiene no es riqueza, sino ilusión de poseerla.

El campo emergente de la Economía de la Felicidad rompe las ideas tradicionales y deja de suponer que la posesión del dinero implica inequívocamente la existencia de la felicidad. Propone averiguar que el individuo califique directamente su nivel de bienestar. Cuando se indaga a una persona por su nivel de felicidad se pregunta en realidad por un amplio conjunto de aspectos y campos de la vida -no solo los relativos a ingresos- sobre los cuales el individuo debe realizar un análisis y, finalmente, otorgar una valoración Shin et al [1978]. 

Los descubrimientos son múltiples. Por ejemplo, se ha encontrado que a largo plazo, la felicidad se comporta de manera más bien estable. La capacidad de adaptación del ser humano es sorprendente. Podemos adaptarnos a experiencias buenas y malas, a la larga, el nivel de felicidad tiende a regresar a su media original. En este sentido, la felicidad pareciera actuar bajo una especie de seguro.  

Este proceso explica porqué el protagonista se encuentra en problemas. A la ya mencionada situación del uso de los bienes y servicios para derivar de ellos satisfacción, se suma el proceso de "adaptación". Existen estímulos a los que la gente no se acostumbra o no se adapta por completo como por ejemplo las relaciones interpersonales (amigos, familia, matrimonio, etc.), es allí donde es recomendable ejercer un mayor esfuerzo individual y dónde la sociedad a través de las políticas públicas tiene la potencialidad de permitir el florecimiento de dichas relaciones; sin embargo, la adaptación es un proceso mucho más veloz en cuanto al ingreso y la posesión de bienes materiales, por lo cual su efectividad como generador de felicidad a largo plazo es menor y requiere estímulos constantes, similares en cuantía y periodicidad para sostener el nivel de felicidad proveniente del aumento de la riqueza Gómez et al [2008]. 

En suma, la publicidad y una sociedad de consumo sin saciedad venden la idea a Martín Circo de que ha alcanzado la felicidad a pesar de la evidencia. Es diferente que la sociedad dicte unos requisitos de los aspectos que determinan la felicidad a que la persona realmente se sienta feliz. 
Suponer el bienestar de otros puede ser un error garrafal a la hora de querer acercarse a la comprensión del comportamiento humano en sociedad. La visión tradicional de la micro se apoya en el concepto de recta presupuestaria. Si esta es más alta -con todo lo demás constante-, se asume que el individuo ha aumentado su nivel de felicidad, pero la teoría no suele informar acerca de los costos de oportunidad asumidos y representados en las pérdidas de tiempo familiar, en pareja, de ocio y actividades diferentes al trabajo que se ejercen en pro del nuevo nivel de ingresos. 

El guión también invita a una reflexión del papel del sector financiero en la economía. Su principal crítica radica en mostrarlo como un sector que, sin producir bienes ni servicios tiene la potencialidad de enriquecerse a través de la riqueza ajena y, en cierto sentido , apropiándosela. Este rol de acuerdo a los modelos del flujo ampliado de la renta circular radica en permitir que el ahorro se convierta en inversión. No obstante la posibilidad de ganar más que la intermediación entre tasas de captación y colocación, da cabida a prácticas especuladoras, predadoras y parasitarias de enriquecimiento. Todas con la potencialidad de generar altos costos sociales en ausencia de regulación efectiva y continua.

De seguro ha pasado por nosotros la idea de lograr riqueza sin contraprestación, pero una mirada detenida permitiría entender las externalidades personales, financieras y laborales de un nuevo nivel de riqueza material. El supuesto convencional de Ceteris Paribus es útil en el ejercicio de abstracción y modelación, pero el mundo es dinámico y generalmente los cambios en una variable vienen acompañados de otros que pueden no estar considerados, pero que son fundamentales para el alcance del bienestar entendido como un estado de plenitud del ser.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Gómez, A., et al. [2008]. Richard Layard y la Economía de la Felicidad. Ensayos de economía, 197-220. Universidad Nacional. Medellín.

Layard, R. (2005): La felicidad. Lecciones aprendidas de una nueva ciencia. (Tradución de V. Gordo del Rey y M. Ramírez). México: Taurus Pensamiento. 

Pindyck, R. et al. [2009]. Microeconomía: Robert S. Pindyck y Daniel L. Rubinfeld (7a. ed.--.). Madrid: Pearson.

Shin, D., et al [1978]: Avowed happiness as an overall assesment of the quality life. Social Indicators Research, 5, 475-492.
Para ver la película completa, da click en el siguiente enlace:

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